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Nuestra Opinión

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 Set 2011 - A dos años de la Ley 18590

Quienes integramos Adopción Uruguay deseamos expresar nuestra opinión y preguntas respecto a temas que en estos días han sido abordados en diferentes medios de prensa.

En el programa Esta boca es mía, emitido por Canal 12 el día 29/08/2011 se pudo ver el testimonio de dos cuidadores que expresaron su dolor y preocupación por la experiencia que les ha tocado vivir.
El Sistema de Acogimiento Familiar, es un sistema pensado para dar contención familiar transitoria a un niño que por diversas razones no puede vivir en el seno de su familia. Quienes están dispuestos a ofrecer su hogar, su amor y su fortaleza para brindar apoyo y protección a niños que enfrentan una difícil situación, son evaluados para cumplir con este cometido y asumen el compromiso sabiendo que no podrán solicitar la adopción de ninguno de los niños que el Estado ponga bajo su cuidado. Es lo esperado que entre la familia de acogida y el niño surja un vínculo fuerte ya que ese vínculo será el que permita que las heridas del niño no sean más profundas.
Seguramente para las familias de acogida es muy doloroso separarse de todos los niños que han estado bajo su cuidado, pero desde el primer día saben que el niño seguirá su camino y que ellos se convertirán en un muy buen recuerdo en su historia.

El caso de la familia de acogida de Durazno debería llevarnos como sociedad a cuestionarnos por que se demoro tanto en determinar la adoptabilidad de ese niño.  ¿Fallo algún procedimiento y/o algunos de los organismos involucrados? Si no es así ¿es necesario revisar los procedimientos pensando en el bienestar de ese y otros niños? Con dolor vemos que este caso ha llevado a un enfrentamiento entre las familias de acogida y el INAU o el departamento de adopción del mismo, pero estamos seguros de que todos los involucrados buscan el bienestar de los niños.

En el programa Arriba Gente emitido por Canal 10 el día 25/08/2011 se dijo que hay 1200 niños que están en condiciones de ser integrados a una familia para su adopción, esa cifra supera la mitad de los niños mencionados en la memoria anual del INAU del año 2010, por lo que suponemos que en ella están incluidos los adolescentes. Seria muy importante poder tener claro las edades de esos 1200 niños y las razones por las que no es posible para el departamento de adopción insertarlos en una familia.

Hace algunos días en el programa No Toquen Nada de Océano FM se mencionó una situación  muy conmovedora, la de un niño ciego al que su cuidadora adoptó. En la nota también se menciona que las familias que desean adoptar se quejan del tiempo de espera, pero que solo “quieren niños sanos”, nos preguntamos: ¿en este caso en particular se buscó dentro de las familias en espera una familia para este niño? ¿Se han buscado familias  para otros niños en situaciones similares? ¿Se trabaja con las familias en espera para prepararlos para la adopción de niños con discapacidades, para la adopción de niños mayores,  para la adopción de grupos de hermanos o para integrar niños con un régimen de visita de la familia biológica?

Por otro lado ¿Por qué esperar por que aquellos que no pueden ser padres biológicos? ¿Acaso no hay el la sociedad otras familias que pueden estar interesadas en adoptar? ¿Por qué no realizar campañas de sensibilización en forma positiva?
No aceptamos que se responsabilice a los padres adoptivos y a los aspirantes a serlo por el abandono de los niños para los que no se encuentra una familia, debemos tener claro que quien los abandonó primero fue su familia de origen y después la sociedad al creer que a un niño le alcanza con tener techo y comida.
Estamos totalmente de acuerdo en que se debe buscar “una familia para el niño y no un niño para una familia”, pero este enunciado pierde validez cuando se pretende que las familias que están en la lista de espera acepten un niño para el que no se sienten preparadas. Los niños son el mayor y más importante capital social por eso debemos involucrarnos todos en estos debates, cuando caemos en argumentos simplistas o culpabilizadores solo logramos alejarnos de la solución.

Vemos con preocupación que a dos años de entrada en vigencia de la ley 18590 las demoras en actuar, interactuar y decidir del INAU y/o del Poder Judicial generan diferentes situaciones donde los perjudicados son siempre los niños.
Confiamos en que se sigan buscando formas de dar cumplimientos a todos los artículos de la ley mencionada de modo que puedan cumplirse todos los objetivos que llevaron a promulgarla.