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Como nombrarla

| jueves, 25 de marzo de 2010
¿Cómo nombrarla?
Lic. Beatriz Gelman (*)
A medida que los hijos van afianzándose en la adquisición del lenguaje, los padres comienzan a preocuparse por el tema de "las preguntas" que aquellos pueden comenzar a plantearles.
Este es un tema que se aborda frecuentemente en los grupos de reflexión y hay un interrogante recurrente: ¿Cómo nombrar a la madre biológica?
La madre biológica que entrega uno ó más hijos en adopción, suele ser descalificada por la sociedad. Esto no ocurre con los padres adoptantes. La experiencia revela que suelen referirse a ella con reconocimiento y gratitud. Muchos comprenden la compleja realidad social en la que se hallan y tienen una mirada amplia sobre la misma.
A pesar de ello, incluir a la madre del origen en la vida del hijo, suele despertar encontrados sentimientos y produce no pocas ambivalencias para los adoptantes.
Repetidamente, a la hora de denominar a la madre biológica en los grupos de padres, se produce confusión, dudas y se abren preguntas.
¿Cómo nombrarla? Las dificultades son menores cuando se refieren a ella con sus pares. Aparece un marcado consenso en llamarla madre biológica.
El tema se torna conflictivo al hablar con los hijos:
-Yo no la llamo madre biológica porque sino, es como si tuviera dos madres y se puede confundir. ¡Yo soy la madre!.....
-Yo le digo la señora que te tuvo en la panza.
-En realidad, sólo fue su progenitora.....
-¿No sería mejor decirle la donante? Porque yo siento que me donó a su hijo.
Dudas incesantes que retornan sucesivamente en nuevas preguntas: ¿cómo llamarla?
A menudo, los padres son sorprendidos por preguntas como: -¿y mi mamá, cómo se llamaba?- o cuando le cuentan en el jardín a los amiguitos -"¡Yo tengo dos mamás!". La sorpresa alcanza gran magnitud porque "mamá" no es una nominación que suelen emplear los adoptantes. Sucede que "señora con panza".... "progenitora".... "donante"... son conceptualizaciones adultas, a las que no suscriben los niños. Ellos suelen denominarla naturalmente: mi mamá, o la otra mamá, o bien mi mamá de la panza... sin confundirla con la madre adoptiva.
Los niños no suelen decir madre biológica, -salvo en un esfuerzo para tranquilizar a los padres- y no se confunden, como temen los adultos. .
No obstante ello, decir "la señora que me tuvo en la panza", es un concepto intelectualizado por los adultos, lejano al mundo infantil, que reconoce en una mujer con panza a una mamá -aún cuando la maternidad biológica se haya interrumpido y aparecieran sus padres en la escena.
Es importante que los padres no entren en pánico. Los niños reconocen en su mamá adoptante a su mamá a la que quieren, y de la que reciben cuidado y protección. Saben que de eso se trata la función materna -aún cuando desconozcan ese concepto-.
Aunque nombren mamá a su madre biológica, esto no implica un desplazamiento de lugares, ni una primacía de ésta sobre la otra. Los niños las reconocen discriminadamente y ambas tienen un espacio en su psiquismo.
-¿Pero cómo, entonces tengo que llamarla mamá?- preguntan los padres.
No necesariamente. No están obligados a ello. Los padres eligen cómo hacerlo pero es importante no corregir la forma en que se expresan los niños. Es conveniente escucharlos y tomar sus conceptos en la medida que sea posible, porque así es como ellos comprenden y le dan significado. Cuando los padres adoptantes -particularmente las madres- sienten seguro y reconocido su lugar en la vida del niño, se alivian.
Este es un tema muy reiterado en los grupos de padres y estas preguntas retornan, porque ponen de manifiesto un deseo subyacente: "quisiéramos estar sólo nosotros", y el hijo trae con sus preguntas y su presencia física -que introduce el parecido de otras figuras diferentes a los adoptantes- la certeza de que no son los únicos protagonistas de su historia.
Hablar de la madre biológica es hacerla presente y muchas veces esto busca ser evitado. No obstante ello, hablada o silenciada su presencia, la madre biológica es una figura siempre vigente en la vida de adoptantes y adoptados. La modalidad de pensarla e imaginarla así como los afectos que despierta, dependen del proceso singular que desarrolla cada sujeto.

(*) Directora de la Fundación Adoptare

Fuente: http://members.tripod.com/adopcion_uruguay/art15.htm

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