Artículo publicado en
Brecha del 22 de diciembre de 2000.
Tráfico de niños. El
mercado negro de la adopción
Por Jorge Velásquez
Aquí no resultan muy
visibles aún las actividades de grandes organizaciones mafiosas que
en todo el mundo se dedican a la venta de niños con fines adoptivos.
Pero ciertos indicadores comienzan a preocupar y a llamar la atención
de los técnicos que trabajan en el ámbito de la adopción. Es que
mientras en los últimos años el 40 por ciento de los niños que
nacen provienen de hogares que viven por debajo de la línea de
pobreza, a partir de 1998 comenzó a disminuir el número de bebés
para ser adoptados legalmente.
Cuesta explicar la
paradoja, pues si bien resultaría simplista atribuir el abandono a
causas económicas, no caben dudas sobre el papel primordial de dicha
condicionante en la decisión final de casi todas las madres que
entregan a su hijo.
En realidad, las
denominadas situaciones de abandono han aumentado de manera
considerable pero, utilizando mecanismos poco claros y en ocasiones
mediante actos delictivos, todo se orienta en beneficio de la
adopción irregular.
Ana María Méndez,
directora del Instituto de Legitimación Adoptiva y Adopción
(Ilaya), dependencia del INAME cuyo cometido es otorgar las
adopciones a nivel nacional, sostiene que “resulta revelador cuando
algunos de los casi 400 matrimonios que se encuentran anotados en
lista de espera nos piden que los borremos porque consiguieron un
recién nacido de otro ámbito”. Otro dato: el escaso número de
niños en situación de abandono que llegan al ILAYA desde el Pereira
Rossell, y en algunas ocasiones desde el Hospital de Clínicas, puede
explicarse en gran parte por el aumento del tráfico. Hasta mediados
de los noventa, el plazo promedial de espera de las parejas que
aspiraban a la adopción era de dos años, pero ahora se extendió a
por lo menos tres.
En un encuentro efectuado
en la sede del Ilaya, algunas parejas indicaron que luego de antoarse
o comentar sobre la determinación de adoptar recibieron –teléfono
mediante- ofertas de niños a cambio de dinero.
También Elena Henry,
integrante del Movimiento Familiar Cristiano (MFC), única
organización privada autorizada a gestionar adopciones, indicó que
algunos de los 150 matrimonios que esperan en su lista pasaron por
situaciones similares: obtuvieron bebes por otras vías u
ofrecimientos de venta por parte de intermediarios. “Como
institución no podemos arriesgarnos a realizar acusaciones que nos
resultan difíciles de comprobar”, dijo Henry a Brecha. Al igual
que la directora del Ilaya, sotuvo que las personas a las que les
realizaron los ofrecimientos prefieren no denunciar el hecho a la
justicia, y no sólo por temor. En la mayoría de los casos la
ansiedad por un hijo es tan grande que prima el deseo de buscar
soluciones lo antes posible: pagando por el bebé si se tienen los
recursos necesarios o tratando de conseguirlo por otros medios que no
siempre implican una operación comercial.
Zully Monzón, abogada y
madre adoptiva que además ha efectuado trámites de esa índole por
encargo, cuenta que una persona pidió consejo porque le habían
ofrecido un bebé por una cierta cantidad de dólares. “Le respondí
que era ella quien debía decidir, aunque aclarándole que yo no
aceptaría”. Monzón entiende sin embargo la desesperación de una
pareja que desde hace años figura en listas del Ilaya o el MFC y se
le presenta una posibilidad de “poner fin a la ansiedad de una
espera, similar a la que experimenta la madre biológica esperando la
hora del parto”. La abogada subraya la necesidad de un mayor
control. “No sé cómo lo logran pero hay intermediarios que
ofrecen recién nacidos hasta con los papeles en regla, lo que causa
trastornos y demoras en las adopciones legales”, indica.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, este es un blog con comentarios moderados.